miércoles, 26 de febrero de 2014

CLEPSYDRA 14 DORADO CARRUSEL

DORADO CARRUSEL

CLEPSYDRA 14
Por Nancy Alcalá Martínez[1]

Detrás de tu ombligo no queda nada.
Ni segundo corazón.
Ni el tejido del pantano.
Ni nombre equivocado.

Huesos brillaban
en carrusel azul púrpura
sobre unicornios flotantes;
pero hoy no sientes nada.

Hoy sólo existe el otoño
y tu vientre seco y espumeante.
Tú de él no supiste nada
sólo nidos sin palomas
cuerpos escurridos
cenizas de útero crujiente.
Sin pechos.
Sin nombre.
Sin llanto.

Ya no brilla el dorado carrusel
porque detrás de tu ombligo no queda nada.




[1] Nancy Alcalá Martínez (Ecatepec de Morelos, Estado de México) eligió un 8 de abril para nacer. Cursó la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Zamora y un diplomado en Creación Literaria en el Centro Regional de las Artes de Michoacán (CRAM). Actualmente está por terminar la Licenciatura en Lengua y Literatura Española en el Centro Universitario Juana de Asbaje (CEUJA). Ella quiere ser noche, siempre. @GiRa_Noche

martes, 25 de febrero de 2014

CLEPSYDRA 14 UNA DE 300 (CONCLUSIÓN)



“Una de 300”
(Conclusión)
Marisol Velázquez Caro[1]
“Te tomé mientras cedías y me dabas más espacio en el cual dejar huellas del estrago. No das señales. Sólo permaneces ya no pura, pues has sido franqueada una y otra vez por mis ataques. Sí. Eres mía. Al menos en este instante en que otros ojos no pueden observarte, eres mía. Justo ahora eres mía porque sé que nadie más puede tocarte; que nadie más puede dañarte con suspiros como lo hago yo. Por ahora es tiempo, he de concluir algo por primera vez. Serás testigo de ello y prometo colorearte después. Ya no será más el transparente con puntos suspensivos”.

-Era de esperarse –dice Saúl inclinando su cabeza hacia el lado derecho y moviéndola de un lado hacia otro- ¡Pero espera! No contestes tan rápido, piénsalo. ¿Qué dice el mensaje?
-¡Ah! estaba por enviar una confirmación. Me pregunta que cómo estoy y me comenta que se encuentra en la ciudad desde hace unas semanas y que le gustaría verme.

-Mmm… -Saúl hace una mueca no aprobatoria- y ¿cómo te sientes?
-Me ha movido todo…–Gama respira profundamente y mira hacia el cielo. Sus manos sostienen el celular y permanece sentada- siento nervios, ansias, temor, culpa, ganas de verla… en fin.
-Pero tú no le hiciste nada, no tengas miedo. No pasa nada si se ven y por una vez en tu vida enfrentas cara a cara las cosas y no con una cartita, ¿no crees?
-Sí, ya tres años. Supongo que es hora de comportarme distinto.

2:30 a.m. y Gama no puede dormir; asegura que no es por las 3 tazas de café que bebió antes de ir a la cama. Gira de un lado hacia otro, no deja de pensar en Septiem y en esa mujer. Sabe que en la mañana, muy temprano tiene una cita a la cual piensa asistir y concretar lo iniciado horas antes. Enciende la luz, toma el celular que permanece en su buró y escribe:

¡Hola! Perdón por la hora. Me da gusto que estés por aquí. Yo estoy por terminar la licenciatura, me atrasé un poco. También me gustaría verte, puede ser el viernes o sábado, tú decide hora y lugar. ¡Abrazos!

Ya es jueves, Gama no ha tomado el transporte público hacia el lugar de siempre. Casi no durmió y se fue caminado. El pronóstico del clima que checó minutos antes, asegura que están a siete grados. Se cubrió bien con una chamarra negra. Su cabeza mira hacia el suelo, como queriendo asegurarse de los pasos que da. A ratos saca su boca de la bufanda y logra exhalar vapor. Respira entonces más aire frío. Septiem la ve llegar, busca su mirada. Se encuentran. Sonríen. Él le ofrece su mano y la acerca hacia el interior de un taxi que contrató más temprano.
Gama no habla durante el recorrido, Septiem tampoco pues no quiere incomodarla. Ella observa el paisaje de afuera, luego los detalles del auto. Ve sus ojos en el retrovisor, observa también al taxista, quien al percatarse del silencio, pide permiso para poner un disco. Ellos lo dejan, no lo dicen, pero cualquier género musical es mejor que el silencio producido por los nervios.

-¿Puedo fumar?– pregunta Gama mientras enciende un cigarrillo.
-Ya lo haces…- responde Septiem riendo.
-¡Ah! Lo siento, este tipo de lugares no me gustan. Recuerdo algunas cosas.
-¿Quién más está aquí con nosotros?
-¡Nadie!- Gama se siente descubierta.
-Iré al balcón. Cuando sólo quedemos tú y yo, alcánzame. Y no. No pasa nada si nunca llegas. Quiero estar con Gama, con esa mujer que no ha sido hecha a la medida de la producción en serie; con aquélla que se dejará llevar por este momento irrepetible. De lo contrario, no te quiero aquí.

Los fantasmas de Gama tardaron en irse. Fumó los 5 cigarrillos que quedaban en su cajetilla. Recordaba ese momento en que no fue capaz de entregarse. La sensación aquella de huir por temor a involucrarse, parecía ganar terreno. Caminó dos veces hacia la puerta y se arrepintió. Abrió otras tres su libreta y a la cuarta la cerró definitivamente. Se sentó en la cama unos minutos y envolvió su rostro entre las manos. Luego, sin pensarlo caminó hacia el balcón. Por primera vez los ojos de Gama mostraban seguridad, volvía a tomar el control.
Iluminación. Frío. Y de a poco la temperatura se incrementa en la habitación. Observamos ropas en el suelo, no hay orden. Subimos la mirada. Dos personas de pie: hombre y mujer. Ella contra la pared con la espalda expuesta y sus manos sujetadas por otras manos de manera vertical. Cambian de posición, ella se gira y él la toma en sus brazos, no dejan de mirarse. Ahora es la cama quien funge como testigo, es ella quien dará cuenta de lo que ocurre justo ahora. Ya no vemos. Escuchamos sólo. La respiración agitada nos inquieta: es ella. Palabras y más palabras. Sabemos ahora cómo se llaman porque pronuncian una y otra vez sus nombres.
Esperamos. Momentos más tarde asomamos la mirada. Una mano delgada se ha abandonado con la palma hacia arriba a un extremo de la cama. Seguimos ese camino, vemos piel y más piel, la cual no busca arroparse pues lo está por alguien más. Hay una sonrisa: es ella. De él no vemos su expresión, está de espaldas. Septiem encima suyo y pese a la diferencia en cuanto a peso, parece cuidarla, nos damos cuenta por el rostro de Gama y por las caricias que él realiza sobre su cabello.
Ahora tranquilidad y descanso. Hay que digerir lo ocurrido. Ella no piensa en nada, sólo colores vienen a su mente. Duerme luego. Él no deja de mirarla y piensa en un sinfín de posibilidades. Sabe que (contrario a sus prédicas) no puede manejar esta situación. Quiere que forme parte de su vida, pero está convencido de que no es tiempo. “Seguro en otra vida fuimos parte de un todo, pero la manera en que nos encontramos ahora indica que, o no debimos conocernos; o es temprano para hacer de dos, un solo camino” –piensa.
Gama ha llegado 20 minutos antes a la cita con esa mujer del pasado. Ahora no ha llevado más que su celular y unas monedas para el café que piensa pedir. No hay escaparate esta vez. Tiene que hacer lo que hace tiempo debió: hablar.

-¿Otra vez temprano? Eso me recuerda algo…
-Hola. Sí. Pero esta vez no hay hojas de libreta, ¿ves?– Gama ríe y extiende sus manos para mostrar que no ha llevado nada más.
-¿Cómo estás?–“Ella” pregunta mientras se sienta en una silla frente a Gama. Se le ve relajada.
-Pues, contrario a lo que pensé, justo ahora los nervios se han ido –sonríe- ¿Qué tal te ha ido?
-No hay palabras para describir todo lo que he vivido. He mejorado en todos los aspectos de mi vida. La existencia ha sido grata conmigo, creo que en demasía, y…
-Espera, espera… antes de que sigas –inhala profundamente- quiero hablar sobre aquel día. Sé que te fuiste por mi culpa y no…
-¡No! Espera tú. Eso es mentira. Espero no dañar tu ego, pero los planes ya estaban. Ese día no pudimos conversar, pero mi deseo era que vinieras conmigo.
-¿Qué?– Gama se muestra incrédula.

-Sí. Así fue. Y no te voy a mentir, la pasé mal un rato porque obviamente eras significativa para mí, pero más allá de eso, me lastimó tu actitud. Creí que lo mejor era dejarte con tus fantasmas y algún día encontrarnos. Ese día es hoy.
Gama permanece pensativa, con los ojos bien abiertos y las manos entrelazadas recargadas en su boca. Nadie habla, hasta que el silencio es interrumpido por el mesero que pregunta qué han de ordenar.
-Debo decir que me costó mucho lidiar con todo eso –Gama se muestra seria- hasta hace unas semanas creí que eras prueba superada, pero apareciste de nuevo.
-¿Y cómo te sientes?
-Es como si el tiempo no existiera o como si se hubiera detenido. Sigues significando mucho para mí– su voz se quiebra e intenta impedir el llanto.
-Gama, pero ¿En qué sentido? Porque hasta donde me han dicho tienes pareja.
-¿Qué?– se sorprende y recuerda aquel día en que la vio con Septiem, quiere indagar -¿Quién te dijo? ¿Cómo es que sabes?
-Bueno, bueno… no sé si sea tu pareja, pero él me dijo que estaban saliendo.
-¿Él? ¿De dónde lo conoces?– Se intriga más.
-Fue casualidad, nos tocó en asientos contiguos cuando yo llegué. Él me platicó de “Gama”: una mujer que recién conocía y que estaba inquietándolo. Luego me lo volví a topar, pero es todo. Él no sabe que te conozco.
-¡Ah!– Gama siente alivio al saber que no tiene una relación más estrecha con él - Bueno, no somos pareja. Y respondiendo a tu pregunta, es obvio. Sólo que ahora me divido.
-Es obvio ¿qué? –ríe con malicia.
-Te quiero…
-Yo también te quiero, Gama. Siempre serás importante para mí, pero ese cariño ha mutado. Ya no estamos en sincronía. Lo siento.

Lo había hecho, había drenado el flujo que tanto tiempo hubo de frenar. Sentía tristeza y el ego herido, pero también alivio. “Ella” estaría dos meses más y habían acordado verse antes de que partiera. Ambas estaban convencidas de su compatibilidad y por ello era buena opción mantener contacto. Gama recordaba una vez en la que, al saberse entre dos caminos, escribió en alguna hoja de libreta:

Por ahora me divido. Quiero viajar hacia ambos lugares y no es posible, puesto que la presencia de un 50 por ciento permanece quitándole espacio al otro. ¡Cómo es posible que digan que todos tenemos atado un hilo rojo hacia un solo ser! En mi caso, por equivocación fueron dos. Y aun así he de elegir. Si bien he convergido con tantas personas a lo largo de mi vida, es verdad que solo pocas son especiales. Una de esas 300, que me dijo el diorama aquel, eres tú Septiem; y otra más eres tú que me confundes y te largas cuando se te pega la gana. Pero la suma de 1 + 1 nunca han resultado 1; y es precisamente un 1 el que quiero que resulte. Aunque bien podría aplicar una resta en lugar de suma, pero en tal caso daría cero y no sé si sea peor que tratar que dé 1.

Lo bueno de lo anterior era que, ahora tenía el resultado esperado. Sin pensar le habían facilitado las cosas. ¿Qué hacer? Ir hacia ese 1 despejado; arrojarse de la cima; correr en busca de. Ya sabía el “qué”, por lo tanto el “cómo” no sería difícil.
-¿Y cuánto hace que no le ves? –preguntó Saúl cuando en la conversación salió a flote el tema de Septiem.
-Pues… a ver… ya casi diez meses.
-¿Y no sabes nada de él? ¡Ah! ¿No verdad? Se me olvidaba que lo suyo era “sólo casualidad”, ja, ja, ja –dice con sarcasmo.
-Lo curioso es que lo tengo en mi lista de contactos del messenger, ambos tenemos nuestros números de celular, pero no me ha buscado. Pienso que quizás me bloqueó –ríe con resignación- En fin, sólo desapareció.
-O sea que al final sí quiso “mantener contacto”.
-Sí, pero eso ya no importa. Todo esto me ha dejado una gran lección. Mira lo que escribí hace días –le acerca su computadora.

16-09-2009 (12 y algo a.m. -lo verifico después.)
Hoy, luego de que aconteceres pasados me hablaron de soledad y ruego, permanezco así: tratando de recrear un mundo nuevo, en el que sólo hay un protagonista. El primer año que ha de ser diferente porque así lo quise, porque así es que comencé a hablar y ahora no puedo decir que no, simplemente porque no lo siento. El ruego está bien, más que yo ahora mismo. El mal, no sé cómo esté y me importa menos que el ruego. Y el que puede semejarse a uno o a otro no se hace presente. Estoy. Debo seguir entre lluvia que no ha parado desde ayer. 17° dice el pronóstico del tiempo, de ese tiempo que una vez hubo de advertir el todo, el que puede presumirse como lo más, en comparación del ruego y del pasado. Así ha sido en estos días y la música de Il Divo acompaña las letras al tiempo que dice: "no me abandones así: hablando sólo de tí (...) regresa a mí, quiéreme otra vez (…)”. Sí. Quiero que "regreses a mí" como dice la canción. Pero nunca estuviste al 100%, entonces ¿qué puedo pedir? Lo cierto es que el whisky Old Smugler, con la leyenda "Distilled in Scotland" se hizo presente en las compras del supermercado y que no sabe mal -puedo afirmar. Así trato de olvidar: así y ahora. No fue ella. No fuiste. Tampoco la compañía que, carente de sustancia, pretendía  mezclarse. Quizás sea el alcohol quien hable por mí, pero ahora sé que siempre fui yo. Nadie más. Sin drogas, analgésicos o placebos, la existencia desnuda se hace presente. Me muestra el espacio abierto, un escenario que de a poco elimina las sombras, que deja entrar claridad al tiempo que un espejo insiste en ser observado. El reencuentro no es fácil. Estar de pie, lograr admirarme, erguir la mirada y ver mi cuerpo desnudo produce un gran vacío; mismo que merma a cada inhalación de luz y exhalación de oscuridad que se genera. Seguiré escribiéndote “hoja en blanco”, pero es tiempo de dormir. El alcohol ha hecho estragos. Buenas noches…





[1] Nació en Cherán, Michoacán, el 14 de julio de 1985. Ahí realizó sus estudios de educación básica. Posteriormente emigró a Morelia. En 2003 ingresó a la Licenciatura de Lengua y Literatura Hispánicas de la que se gradúo en 2007. Fue parte del equipo de monitoreo en el área de radio y televisión de la filial de PR Newswire México, Notilog. Actualmente cursa el 3er grado de la Licenciatura en Educación Media Superior Intercultural con especialidad en Ciencias Sociales en el Centro Universitario Juana de Asbaje (CEUJA) de Zamora y se desempeña como profesora de español en la Secundaria Federal de Paramuén “Presidente Benito Juárez”.

martes, 18 de febrero de 2014

CLEPSYDRA 14 LOS PLACERES DE EVA


LOS PLACERES DE EVA

 (ENTREVISTA A ALEJANDRA RODILES)



CLEPSYDRA 14


Cruz Alberto González 



(El vuelo)
“El mejor placer en la vida es hacer lo que la gente te dice que no puedes hacer”
Walter Bagehot (1826-1877)
(El movimiento) 

Alejandra Rodiles del Río tiene 24 años y es originaria de Jacona de Plancarte, ciudad enclavada en el noroeste de Michoacán. Desde hace algunos años radica en Guadalajara donde cursó la Licenciatura en Artes Visuales para la Expresión Plástica con Especialidad en Pintura de la Universidad de Guadalajara. En entrevista exclusiva para la Clepsydra, con ocasión de su primera exposición pictórica titulada Los Placeres de Eva -acaecida en Zamora en noviembre pasado- Ale Rodiles sostiene que nunca quiso ser pintora a pesar de que siempre destacó en la elaboración de dibujos y pinturas escolares. Al tener que elegir una carrera universitaria, el azar, el destino –o ambos- la habrían empujado hacia las artes. Su obsesión por la perfección –nos revela- sería la base de la calidad de su trabajo.
(El recorrido) 
(El dominio) 
Todavía con algunas dudas sobre su vocación, un semestre de intercambio en la Universidad Católica de Chile terminaría por disiparlas todas: “Ahí descubrí la escultura y me la creí: realmente quería ser artista”.  Influenciada por el trabajo del artista contemporáneo Juan Carlos Manjarrez, el fotorealismo de Los placeres de Eva guía la mirada del espectador para llevarlo hacia lo que Rodiles quiere que vea. La serie pictórica está compuesta por una serie de nueve aerografías en acrílico: “es pintura, no es foto. Tengo seis meses trabajando con esta técnica. Me obsesioné con ella porque no podía dominarla. El aerógrafo es una especie de lápiz que se conecta a un compresor de aire. La presión hace que la pintura salga  como en un aerosol. Me dediqué de lleno a la aerografía y me empezó a gustar mucho hacer sombras y degradados. 
(La soledad)
En Los placeres de Eva quise mostrar que el placer no implica necesariamente algo malo o negativo y que está –aunque lo incluye- más allá del placer carnal.  Al placer lo puedes encontrar al tomar un café, cuando ríes, cuando tomas un baño caliente o cuando te encuentras con un amigo. La libertad también es un placer. Claramente son placeres relacionados con la mujer, pero en realidad también se trata de mis placeres. Eva tuvo el placer de hacer lo que le dijeron que no podía, pero cualquiera persona puede ser Eva. De ningún modo se trata –ni quiero que se considere- arte feminista.  Los espectadores de Los placeres de Eva han encontrado cosas que yo no había percibido hasta que ellos me lo comunicaron. Uno quiere decir cosas conscientemente pero al final estás ahí desnudo ante todos. Inconscientemente muestras más de lo que originalmente deseas."
 (Degustación)
Al finalizar la entrevista, la joven artista nos confiesa cuáles son los "placeres" plasmados en las aerografías de la serie por los que desarrolló alguna predilección: 
(Conocer)
“‘El placer de la libertad’, en cuanto a tamaño, es un logro. ‘El placer de la Soledad’ y ‘El placer de la Salud’ también están entre mis favoritas”. Además de las obras referidas, a Los placeres de Eva la conforman los placeres de la comida, del sexo, de viajar, de la naturaleza, de ganar y de crear. ¿Cuál es su favorita?
(Creando vida)
























(En el camino) 

viernes, 14 de febrero de 2014

CLEPSYDRA 14 HISTORIA Y FICCIÓN


HISTORIA Y FICCIÓN

CLEPSYDRA  14

Juan Manuel Espinosa[1]



El presente escrito se hizo pensando en la visita que hizo el Dr. Alfredo López Austin, a la ciudad de Morelia, el pasado 7 de noviembre, donde asistió a la Escuela Nacional de Estudios Superiores de la UNAM, donde impartió la conferencia magistral, “El agua y el fuego. La taxonomía dualista en Mesoamérica”. No había coincidido con el Dr. López Austin, hasta el año 2004, cuando lo vi en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM y me firmó Los Mitos del Tlacuache en el tiempo en que yo era académico del área de Historia de la UAM-I.
      En marzo de 2005, siendo profesor de la UAM-I, en la materia Historia Mundial Económica, Política y Social se introdujo una explicación breve de Mesoamérica para posteriormente explicar el proceso de conquista en esa parte geográfica del continente americano. En clase, un alumno mencionó  que antes de ingresar a la UAM había leído Azteca de Gary Jennings manifestando que la misma era “una excelente obra para analizar a los aztecas y a Mesoamérica”. Azteca, escrita en 1981, hace una crítica negativa a los aztecas y al mundo mesoamericano; cuando el autor hace referencia al cataclismo de los mexicas a manos de Hernán Cortés se expresa así:

“... a la total destrucción de la ciudad por el Capitán General Hernán Cortés, quedaron muy pocos indios ancianos de quienes poder tener una historia oral verídica. Incluso los trabajadores que actualmente reconstruyen la ciudad son en su mayor parte mujeres, ancianos decrépitos que no pudieron tomar parte en las batallas, niños y zafios campesinos traídos a la fuerza de los alrededores. Todos ellos estúpidos. (...) los indios son criaturas miserables en las cuales apenas se pueden encontrar vestigios de la humanidad; que nunca han tenido; que ni siquiera tienen un lenguaje escrito comprensiblemente; que nunca han tenido leyes escritas, sino solamente costumbres y tradiciones bárbaras; que siempre y todavía son adictos a toda clase de intemperancias, paganismo, ferocidad y lujuria; que hasta recientemente torturaban y quitaban la vida violentamente a causa de su diabólica religión.” (Jennings, 2011, 11-12).

En esta parte seguiré la obra de Alfredo López Austin, Los Mitos del Tlacuache; el especialista en los mexicas nos da una respuesta histórica para contradecir a Jennings. En Europa, en el siglo XVI,

“los mitos fueron satanizados, literalmente, al ser atribuidos a la inspiración del Demonio. Esta idea dominó por siglos. Llegó a América con la conquista. Los españoles creyeron encontrar al Demonio en este continente, y el supuesto descubrimiento de su enemigo fue uno de los apoyos ideológicos más eficaces para justificar la destrucción y el sojuzgamiento de los conquistados. Tras los dioses americanos quisieron ver una voluntad real, maléfica, cruel, distorsionadora de los sacramentos, que sujetaba a los infelices indígenas con la esclavitud de la falsa creencia. Según su intencionada visión, muchas generaciones atrás el Demonio había domeñado a los naturales, y ahora los cristianos aparecían como los libertadores. Bien podían cobrar en los cuerpos los beneficios a las almas. El mito indígena se convirtió en la prueba fehaciente de la presencia del Demonio”. (López Austin, 2003, 127).

Jennings realizó una historia narrativa sin la consulta de fuentes y Azteca no es una obra histórica sino una obra literaria. El lector se puede dar cuenta que hay dos concepciones totalmente diferentes, es obvio que este texto de López Austin se ajusta más a la veracidad histórica, dado que Jennings nunca utiliza referencias bibliográficas para basar sus argumentaciones. La novela histórica es un medio de lectura para la explicación de los procesos históricos (Montes, 2005) siempre y cuando sea recomendada por un historiador. Azteca, es un best seller histórico que presenta el pasado mesoamericano como cruel, ignorante e inferior; el relato novelístico deja ver a Occidente como el “salvador” de Mesoamérica al imponer una cultura dominante mediante la conquista. Es una literatura comercial que se impone en el seno de la cultura, al establecer intereses ideológicos del neoliberalismo. Este legitima a la cultura dominante, misma que se inculca transmitiéndose –mal explicada- a las nuevas generaciones; presenta hechos verdaderos y falsos en una obra de “ficción cuasi-histórica” que no se sujeta a una objetividad o subjetividad histórica y presenta una forma de falsificar la historia con la ideología de Occidente. (Wallerstein, 2004, 16). 
           El profesor universitario, mismo que se enfrenta a lectores universitarios que han leído la novela de Jennings, enfrenta un problema pedagógico que tendrá que ser paliado utilizando recursos didácticos propios de la enseñanza y el aprendizaje de la historia de Mesoamérica. Los maestros deben echar mano de probadas lecturas de especialistas sobre el pasado mesoamericano así como de visitas guiadas a zonas arqueológicas. Yo hice lo siguiente: como complemento didáctico me llevé a mi grupo de aproximadamente 25 alumnos a la Sala Azteca  del Museo de Antropología e Historia, el domingo 6 de marzo de 2005. Varios alumnos manifestaron conocerla, por tanto, la visita sirvió como recordatorio de esta civilización mesoamericana. Luego, les dejé leer Visión de los Vencidos de Miguel León-Portilla y La educación de los antiguos nahuas de Alfredo López Austin. Al final del curso, los estudiantes ampliaron su conocimiento sobre los aztecas y el mundo mesoamericano.

Bibliografía Consultada:

González Díaz, Cruz Alberto, “Alfredo López Austin, Perfil Bio-Bibliográfico”, Clepsydra, n. 10, octubre de 2013, p.3.
Jennings, Gary,  Azteca, México, Planeta, 2001.
López Austin, Alfredo, Los mitos del tlacuache. Caminos de la mitología mesoamericana, México, UNAM-IIA, 2003.
Montes de Oca, Elvia, “Las novelas como apoyo en la enseñanza de la historia”, ponencia mencionada en el Coloquio Sobre la Enseñanza de Historia de México, celebrado en las instalaciones de la Academia Mexicana de la Historia, miércoles 16 de mayo de 2005.
Wallerstein, Emmanuel, La escritura de la historia”, Contrahistorias, n.2, Marzo-Agosto, 2004, p. 43.





[1] Doctor en Humanidades, área Historia, por la UAM-I, profesor de la UAM-I, de 1999 a 2005; profesor de la ENAH, 2005; Diplomado del Primer Ciclo de Actualización para profesores Universitarios y Profesionistas de Historia, por el Colegio de México 2005; medalla al Mérito Universitario por la UAM-I en 2007; profesor-investigador de la Universidad de Quintana Roo de 2006 a la fecha; Estancia Sabática en el Instituto de Investigaciones Históricas-Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo de 2013 a 2014. 

lunes, 10 de febrero de 2014

CLEPSYDRA 14 EDITORIAL


EDITORIAL

CLEPSYDRA  14 




Nuestro querido estado atraviesa por lo que podría ser una coyuntura histórica —para bien o para mal. En su reciente visita a la capital del estado, el jefe de Ejecutivo Federal prometió sacarnos, a través de billetazos, del círculo de violencia e inseguridad provocado en gran medida por los cárteles del narcotráfico pero también por variados factores más, allá usted si le cree, lo cierto es que en todo este desierto de pesadez, tristeza y desasosiego la actividad cultural no ha dejado de desarrollarse en nuestra entidad y —al entender de quien esto escribe— se presenta o se puede entender como un oasis en el cual nuestros sentidos puedan alejarse, aunque sea por unos minutos, de esta dialéctica violenta e insegura en que se ha convertido la cotidianidad.
Es por ello apreciado lector que la Clepsydra en esta edición lo deleitará visualmente con el arte y la belleza plasmados en la serie de pinturas Los placeres de Eva de Alejandra Rodiles del Río; por otro lado, Marisol Velázquez Caro nos regala la cuarta y última entrega de su críptico cuento “Una de 300”; Nancy Alcalá Martínez y Jorge Alberto Díaz Martínez pulen nuestra edición con dos poemas, “Dorado carrusel” y “A un académico senil” respectivamente, el primero es claro y lleno de romanticismo mientras que el segundo está atestado de un sentido del humor característico de su autor —viejo colaborador de la Clepsydra— quien a través de un juego de palabras reta la inteligencia del lector; en un artículo de corte más serio, “Historia y ficción”, Juan Manuel Espinosa reflexiona entorno de dos visiones sobre lo que la cultura prehispánica, principalmente la mexica, representa, en esta reflexión pone en una balanza los relatos novelísticos con textos de corte científico y pone en contexto los usos y los propósitos de ambos; finalmente, Karla González Díaz, con motivo del primer aniversario del Centro de Lectura y Formación Lectora de Michoacán nos presenta “Tiempo de leer, tiempo de leernos”, un texto en el cual la autora hace una reflexión sobre la manera en la que la lectura nos es útil para conocernos a nosotros mismos y conocer a los demás, una manera de socialización que se fomenta en el centro atemperada con música, cine y otras actividades culturales, todo ello en un ambiente cómodo y amigable, ¿no me cree?, pues vaya a visitarlo.
Lector asiduo, éste es pues el número 14 de la Clepsydra, la cual después de su primer aniversario seguirá horadando el camino de la difusión y el periodismo cultural con nuevos bríos, que la disfrute.§